lunes, 13 de febrero de 2012

CONCENTRACIÓN 7 DE MARZO



LA CRISIS QUE LA PAGUEN LOS EMPLEADOS PÚBLICOS
Otra vuelta de tuerca. La crisis global capitalista no encuentra vías de
escape, y en su agonía exprime al máximo para que los parásitos del
sistema puedan seguir acaparando riquezas a nuestra costa. Como
siempre, las empleadas y empleados públicos somos una presa fácil,
pues durante años se han encargado de desprestigiarnos como trabajadores/
as “privilegiados” frente a la sociedad. El hecho de que una parte
de nosotras/os tenga un contrato fijo –algo que debemos exigir para
toda persona que trabaje- no justifica que debamos soportar recortes
constantes para que la patronal no pierda ganancias.
Porque a estas alturas ya no nos engañan con sus cuentos de crisis.
Durante años se ha derivado de mil formas dinero público a manos privadas.
La privatización de servicios ha sido el negocio redondo de políticos
y empresarios, que transfieren millones a empresas por la gestión
de servicios que, de ser directa por la administración, sería mucho más
barata. Igualmente la patronal se ha enriquecido durante décadas (o
siglos) con el esfuerzo, la explotación y hasta la sangre de la clase trabajadora.
Ahora que su sistema hace aguas y que la administración está
en quiebra, pretenden que lo paguemos nosotros/as.
Llevamos décadas perdiendo poco a poco los derechos que tanto esfuerzo
costó lograr con las luchas obreras del pasado. La facilidad del
despido, el aumento de jornada laboral, la disminución de salarios, la
movilidad, son claros ejemplos de ello. Los trabajadores/as públicos
siempre somos los primeros en sufrirlo ¿Hasta cuando?
El empleo público también está sometido a condiciones de precariedad.
En muchos puestos se cobran sueldos de miseria, laborales e interinos
pueden ser despedidos en cualquier momento, el acoso laboral está a
la orden del día, la temporalidad es más elevada que en el sector privado…
Todo ello por no hablar de las trabajadoras/es subcontratadas porempresas para realizar servicios a la administración (es decir, cesión
ilegal) que realizan el mismo trabajo por mucho menos salario y carecen
de todo tipo de derechos.
El aumento de la jornada laboral no puede traer otra cosa que la destrucción
de puestos de trabajo, por una regla de tres muy simple. Se
precariza a unos para despedir a otros. Mientras, se congelan la contratación,
la oferta de empleo y los procesos de consolidación.
Pero la culpa no es solo de los que gobiernan. Durante años las cúpulas
sindicales se han dedicado a firmar reforma tras reforma. La pérdida
de derechos es culpa de la desmovilización de la clase obrera, unida a
la traición de los que viven del sindicalismo. Todos los pasos atrás que
damos se producen, o bien con su firma, o bien con su silencio. Cumplen
muy bien su trabajo de apagafuegos de la lucha obrera. Ese es el
cometido de CC.OO., UGT, CSIF y demás sindicatos oficiales.
Pero parte de la culpa también es nuestra, de los/as currantes, por
permitirlo. Sabemos que podemos organizarnos en asambleas al margen
de sindicatos vendidos, tomando nuestras propias decisiones. Que
se dediquen a sus votos, liberados y subvenciones; no les necesitamos.
Como tampoco necesitamos a aquellos/as cuyo trabajo consiste en reprimir
las posibles luchas de los/as trabajadores/as. No necesitamos
cuerpos represivos –sindicatos policiales- entre nosotras/os, pues llegado
el momento de la lucha ellos/as tendrán muy claro de qué lado
tienen que ponerse.
Contra la “crisis” la CNT propone claramente las medidas que deben
tomarse: eliminación de todos los gastos inútiles en políticos, cuerpos
directivos, gastos militares, subvenciones a los sindicatos y a la iglesia
(el mismo RD que nos quita derechos aprueba la financiación millonaria
de la iglesia católica). Eliminación de todos los cuerpos represivos.
Eliminación de toda la externalización, contratando al personal directamente.
Ni un euro para las empresas privadas. Eliminación de todos los
liberados sindicales. Y restitución de todos nuestros derechos. Para ello
debemos organizarnos en asambleas de trabajadores/as y apostar por
la lucha como el único camino
CONCENTRACIÓN 7 DE MARZO-19:00h
       Ministerio de Hacienda y AAPP
              C/ Alcalá nº 9                          

OTRA CALLE PARA LA VERGÜENZA


El día 31 de enero nuestra nueva patrona tuvo la idea de ponerle una calle a un  ministro del régimen franquista. Personaje que entre otras hazañas, llamó caballerete a  Julián Grimau, cuando estaba condenado a muerte por sus ideas, y de lo que nunca se arrepintió. Elemento que llamó al padre del estudiante Enrique Ruano, asesinado por la policía política del régimen, para amenazarle con detener a su otra hija, Margot, también militante antifranquista, si no cesaba en sus protestas. El entonces director del diario Abc, Torcuato Luca de Tena, confesó que Manuel Fraga Iribarne le dio las órdenes para publicar anotaciones del diario íntimo de Ruano, manipulándolas a fin de que pareciese una persona inestable que se había suicidado. Señor que ya predijo, y ahora consigue, “la calle es mía”.
Bien, pues 51 de los 57 miembros de la corporación votaron a favor de la propuesta.
Y  además los 15 miembros del PSOE (obreros partidos), proponen que todos los padres de la constitución, tengan su calle en Madrid.

Desde aquí proponemos den a las calles nombres reales, que aunque vergonzosos,  son auténticos padres de esta constitución. Como serían: la calle de la prima de riesgo, calle de las agencias de calificación, la calle de la no vivienda, del no trabajo, la calle de la autoridad, la calle del Opus Dei, los legionarios de cristo, la calle bankia, bankinter, banco de Santander, bbva, calle de la competitividad, la injusticia social, la subvención, el liberado, en fin hay mil calles posibles a los padres de esta constitución que son y han sido los auténticos ideólogos de ella.